Thursday, September 24, 2009

MULTA

No me molestó la multa. Cuando la recibí apenas me detuve a analizar si era justa o injusta, solo escupí un insulto al duende ruin que saca las fotos para anexar a la descripción de la infracción y me resigné.

Pasó el tiempo, no sin intención olvidé aquel papel. Tampoco reflexioné demasiado acerca de mi estúpida forma de evasión, el olvido, pero el papel no se quedaría quieto.

Unas semanas después la cigüeña entintada de la burocracia estatal me hizo llegar una nota-intimación-carta-documento-de envío simple. Con irónica esperanza abrí el sobre, alentaba expectativas, esperaba recibir una de esas cartas infinitas como las de Dostoievsky, algún sermón en el que las inflexiones del vocabulario me mantuvieran atado y alerta, pero no. La misiva ahora provenía de un estudio jurídico. Esta vez se me advertía que, aparte de pagar la multa, en breve me vería obligado a abonar el trabajo ajeno y los costos de las gestiones dolorosas y torturantes efectuadas por un encomiable lic. en ciencias jurídicas (abogado, no doctor) a causa de mi gravísima infracción. Esta vez me molestó un poco más, no lo suficiente, pero al menos ahora me molesté en indagar acerca de la imputación que se me hacía. Encontré muchos detalles, aristas casi ilegales y ambigüedades que me hubiesen permitido esgrimir alguna defensa, pero no quise dedicar tanto tiempo de mi vida a una dialéctica tan opaca.

Esa noche me acosté tarde. Tuve un sueño gris como la multa. Horriblemente gris.

 Suena el teléfono

-         Hola

-         Hola ¿con el señor Pinto, Pablo Pinto?

-         Si, soy yo

-         Le habla el doctor Correa, me comunico con usted a los fines de solicitarle que confirme la recepción y su posterior notificación de mi envío postal

-         ¿Qué, de que habla?

-         Quiero decirle que debe considerarse notificado, que su infracción de tránsito ahora seguirá por los caminos legales necesarios para impulsar la reparación económica de la contravención efectuada

-         ¿pero usted quien es? ¿como consiguió su número?

-         Mi proceder es legitimo, estoy amparado por la potestad que me otorgó el municipio en el cual usted efectuó la contravención

-         Usted no es abogado es un mero cobrador, esto es una extorsión.

-         No se confunda señor, evite mayores prejuicios y cuide sus modales. Por lo pronto usted deberá depositar el monto especificado en la cuenta que le mencionamos en la notificación. De no contar con el depósito para el día martes, los costos de la reparación se incrementarán en forma considerable debida a costas y gestiones tercerizadas

-         Tercerizadas las pelotas, usurero hijo de puta…

 “Musica de espera” (Arjona “dime que no”)

 Un río de ácido me había quemado la garganta, perdí la voz y ante la impotencia de no ser escuchado se me impuso Arjona con sus rimas vulgares y sus lugares comunes refritados en aceite canceroso.

 -      Señor, disculpe la interrupción, debí atender un llamado mas importante.

-         Importante va a ser la patada en el culo que te voy a pegar. ¿Desde donde me estas llamando? cuervo hijo de puta, te voy a ir a buscar…

-         “Musica de Espera”

 …

Desperté. Todavía tenía los puños cerrados, con las uñas clavadas en las palmas. La ira generada por aquella ficción onírica se despejó luego de varias horas, cuando la mañana se terminaba.

Creí que todo se reduciría a un mal trago nocturno, pero me equivoqué. Ahora veo los papeles: la multa y la carta. No me importa si es justa o injusta, ya no pienso en mi contravención. Esos papeles ahora son documentos de una humillación, del secuestro de mi derecho de catarsis, de una ofensa con música en espera. La cólera renace si pienso demasiado. Irrespetuosos. Todavía reverbera el croar del juglar redundante. No voy a olvidarme nunca de lo que me hicieron anoche. No voy a pagar la multa.

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